miércoles, 20 de mayo de 2015

Por qué nos gusta el final de Mad Men... para Don Draper


Ayer, por fin, conseguíamos ver el capítulo final de la serie estadounidense Mad Men, de la que somos fans declarados desde hace años. Decimos por fin porque habitualmente devoramos cada episodio casi al minuto de que esté disponible a este lado del Atlántico, y además esta vez tenía dos alicientes añadidos: ser el último, no de la temporada, sino de verdad de la buena (mala, en este caso), y el haber escuchado y leído toda clase de comentarios sobre si el final era el merecido o no, incluyendo spoilers bien y mal intencionados. Avisamos, desde ahora y por si aún no habéis podido verlo, que a partir de aquí nosotros también vamos a spoilear a gusto ;-)
Pues bien, debemos decir que terminamos con una gran sonrisa, parecida a la de Don, curiosamente. Con respecto a los otros personajes, estamos divididos... Nos gustó ver a una Joan jefa de sí misma, con su propia empresa. Nos hace mucha gracia ver a Ken tener la sartén por el mango. Nos da mucha pena que Betty esté enferma, aunque a cambio nos sorprendió gratamente la dignidad con la que se lo está tomando. El alarde de madurez de Sally (y de Bobby, todo hay que decirlo) nos tiene impresionados. Peter como hombre de familia triunfador nos parece bien, esta temporada se había portado después de ser antes bastante impresentable bastantes veces. El pobre Harry sigue siendo gris, qué se le va a hacer. Echamos de menos saber qué pasó con Megan y nos sobró un poco Stephanie, aunque está muy bien traída como nexo de unión. Roger en París fue un poco jarro de agua fría, Marie nunca nos cayó bien (aunque Julia Ormond sí). Y con lo que no estamos muy contentos es con el cierre para Peggy... a ver, Stan puede llegar a tener su punto, y trabajar para McCann no es para quejarse, pero después de ser, de calle, el personaje que más ha evolucionado en la serie, co-protagonista merecida con Draper, nos esperábamos algo más redondo y espectacular. En fin.
Pero a lo que íbamos. Los últimos minutos, el cierre para Don sí nos ha gustado. Y mucho. Después de desesperarnos viéndolo perderse en terribilidades durante los anteriores, esa sonrisa y esas imágenes posteriores nos lo compensaron todo. Por fin, bien hecho. El guiño a la publicidad (esta vez sí, de verdad de la buena) perfecto, en una serie sobre publicistas que se había convertido un pelín en telenovela por momentos. El pensar “de eso se trataba, gracias”. Nos encantó que insinuasen que Don se inspira, en ese momento de meditación, para crear el icónico anuncio de Coca-Cola, que realmente sí que se gestó en McCann en esa época. El darnos cuenta de que al final sí vuelve a casa, como Peggy le pedía, y pone en marcha de nuevo la maquinaria. El confirmar que a pesar de todo vuelve a ser el genio que le da la vuelta a los golpes de la vida.

Nos gusta. Gracias, Mad Men, por todos los buenos momentos. Te echaremos de menos.


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